Cloud computing o computación en la nube es la entrega de recursos TI bajo demanda a través de internet con un modelo de cobro pay-as-you-go o pago por consumo. En vez de comprar, ser propietario y mantener un data center físico con servidores, puedes aprovechar a una gran variedad de servicios tecnológicos como lo son bases de datos, almacenamiento y servidores de aplicaciones, en un modelo bajo demanda, o mientras lo requieras, ofrecido por un proveedor como Amazon Web Service (AWS), Google Cloud Platform (GCP) o Microsoft Azure.

¿Quién está usando la computación en la nube?

Organizaciones de todo tipo, tamaño e industria están usando computación en la nube por una gran variedad de razones, desde copias de seguridad de datos, recuperación de fallos, correo electrónico, escritorios remotos, desarrollo de software, pruebas de calidad, análisis de datos y aplicaciones web para usuarios finales. Por ejemplo, las empresas dedicadas a la salud están usando la nube para desarollar tratamientos más personalizados para sus pacientes. Las empresas que ofrecen servicios financieros están usando la nube para detectar y prevenir los intentos de fraude en tiempo real. Los creadores de video juegos están usando la nube para desarrollar juegos en línea que pueden ser entregados a millones de jugadores al rededor del mundo.

Beneficios de la computación en la nube

Agilidad

La nube te brinda acceso fácil a una amplia gama de tecnologías para que puedas innovar más rápido y construir casi cualquier cosa que puedas imaginar. Puedes escalar recursos rápidamente según los necesites, desde servicios de infraestructura como computación, almacenamiento y bases de datos, hasta Internet de las cosas, aprendizaje automático, lagos de datos y análisis, y mucho más.

Puedes desplegar servicios tecnológicos en cuestión de minutos y pasar de la idea a la implementación mucho más rápido que antes. Esto te da la libertad de experimentar, probar nuevas ideas para diferenciar las experiencias de los clientes y transformar tu negocio.

Elasticidad

Con la computación en la nube, no tienes que sobredimensionar tus recursos al inicio para manejar picos de actividad en el futuro. En lugar de eso, puedes asignar la cantidad de recursos que realmente necesitas. Además, puedes escalar estos recursos hacia arriba o hacia abajo para aumentar o disminuir instantáneamente la capacidad según cambien las necesidades de tu negocio.

Ahorro

La nube te permite cambiar costosas inversiones fijas (centros de datos, servidores físicos) por gastos variables, pagando solo por lo que usas. Además, esos gastos son mucho menores que si lo hicieras tú mismo, gracias a las economías de escala. Aquí te explico por qué:

Adiós a las inversiones iniciales descomunales: Olvídate de comprar y mantener costosos equipos. Paga solo por la potencia de cómputo, almacenamiento y otros recursos que realmente necesites.

  • Paga solo por lo que consumes: A diferencia de un servidor propio, con la nube pagas solo por lo que utilizas. ¿Necesitas más recursos durante una temporada alta? Escala la potencia y paga más. ¿Baja la actividad? Reduce la potencia y reduce el gasto.
  • Economías de escala a tu favor: Los proveedores de nube tienen una infraestructura gigantesca que comparten entre muchos clientes. Esto les permite ofrecer precios mucho más bajos que los que podrías conseguir por tu cuenta.

Despliegue global en minutos

La nube te abre las puertas a una expansión global sin complicaciones. Por ejemplo, con AWS y su infraestructura repartida por todo el mundo, puedes desplegar tu aplicación en múltiples ubicaciones físicas con solo unos clics. Acercar tus aplicaciones a los usuarios finales reduce la latencia y mejora su experiencia de varias maneras:

  • Menor tiempo de espera: Los datos viajan menos distancia, lo que significa que tardan menos en llegar a los usuarios, mejorando la velocidad de carga y respuesta de tu aplicación.
  • Mejor interacción: Al estar más cerca, la conexión entre los usuarios y la aplicación es más estable y fluida, evitando cortes o ralentizaciones.
  • Mayor accesibilidad: Puedes atender a nuevos mercados sin limitaciones geográficas, abriendo tu negocio a oportunidades globales.
  • Cumplimiento normativo: Si requieres cumplir con regulaciones específicas de diferentes países, puedes fácilmente desplegar tu aplicación en ubicaciones que cumplan con esos requisitos.

Tipos de computación en la nube

Cuando hablamos de computación en la nube, existen tres tipos principales:

Infraestructura como Servicio (IaaS), Plataforma como Servicio (PaaS) y Software como Servicio (SaaS). Cada uno ofrece diferentes niveles de control, flexibilidad y gestión, permitiéndote elegir el conjunto de servicios que mejor se adapta a tus necesidades.

  • Infraestructura como Servicio (IaaS): Te brinda acceso a los componentes básicos de la infraestructura IT, como servidores, almacenamiento y redes. Es como alquilar un terreno y construir tu propio edificio. Tienes máxima flexibilidad, pero también mayor responsabilidad en gestionarlo.
  • Plataforma como Servicio (PaaS): Ofrece un entorno de desarrollo completo ya configurado, incluyendo herramientas, middleware y software de sistemas operativos. Te permite concentrarte en la creación de aplicaciones sin preocuparte por la infraestructura subyacente. Es como alquilar un espacio de oficina pre-amueblado.
  • Software como Servicio (SaaS): Te da acceso directo a aplicaciones listas para usar a través del navegador web. No necesitas instalar ni administrar nada. Es como usar una herramienta online gratuita, pero con funcionalidades más avanzadas y pagas.